Mo Ibrahim: “Los trabajadores extranjeros son jóvenes que no están enfermos, son los que vienen a curarte y a cuidarte”

El mundo se tambalea y en África golpea con especial fuerza el latigazo de la inestabilidad. A la tormenta perfecta de la covid y la guerra de Ucrania se le ha sumado ahora el recorte de ayuda estadounidense y europea, en un momento en el que la deuda se ha vuelto impagable para decenas de países africanos. Occidente, ensimismado en sus propias crisis ha dejado de ser un socio fiable. Pero paradójicamente, el desorden mundial actual se vive en África como una oportunidad. Como el catalizador de cambios urgentes y necesarios, que llevan tiempo gestándose, pero que ahora se vuelven inevitables: tomar las riendas de políticas públicas como la educación o la sanidad en lugar de dejarla en manos de organizaciones extranjeras, reapropiarse del procesamiento de recursos naturales que salen en helicópteros de sus países de origen o poner coto a la fuga de capitales que desangra financieramente al continente son parte de la agenda africana, que cobra ahora nueva urgencia.
De todo esto habla Mo Ibrahim (Halfa, Sudán, 1946), empresario multimillonario británico-sudanés, que desde su fundación lucha contra la corrupción y aspira a la gobernanza en África. Ibrahim, que hace unos días convocó en Marrakech a políticos y expertos africanos y europeos para tratar de buscar soluciones para el continente africano, habla sin pelos en la lengua y huye del lenguaje institucional. “Reino Unido es conocido por ser un centro de lavado de dinero. ¿Qué piensan hacer contra los flujos ilícitos de capital?“, espetó en la ciudad marroquí al ministro de Exteriores británico, David Lammy.
Ibrahim está convencido de que ha llegado el momento de que África se desprenda de las ataduras poscoloniales y se haga con las riendas de su futuro. Pero para ello, piensa que hace falta una verdadera unidad africana, inexistente ahora, así como cambios profundos en una arquitectura financiera global, poco favorable para los países africanos.
Pregunta. Parece haber más preocupación en Europa que en África por el desmantelamiento de USAID, la cooperación de Estados Unidos, la mayor del mundo. ¿Por qué?
Respuesta. Porque es una llamada de atención. Si no cuidamos de nosotros mismos, nadie cuidará de nosotros. Europa, o llamémosle Occidente o lo que sea, se está fracturando y no estamos seguros de qué va a pasar. Asistimos a un mundo nuevo e incierto. Hay un aumento del nacionalismo, de la cultura del hombre fuerte. ¿Va a evolucionar hacia algo parecido a lo que sucedió en los años 30? Es posible. Nuestros jóvenes no tienen memoria de lo que la gente vivió antes. Nunca han visto el fascismo, nunca han visto el nazismo. No saben si fue ficción, o realidad.
P. Vemos en las redes a los jóvenes africanos idealizando a Ibrahim Traoré al frente del régimen militar en Burkina Faso, porque es el símbolo del movimiento anticolonial y de la nacionalización de los recursos.
R. No hay que olvidar que África venía de un periodo de colonización. Y la colonización no terminó con la retirada de los soldados. Cuando se habla de nacionalización, es algo que viene de esa historia. La realidad es que África nunca ha hecho un uso efectivo de sus recursos naturales. En la mente de mucha gente, África es sólo una gran mina. Vayamos, cojamos algunas cosas y larguémonos. Nunca hemos capitalizado la cadena de valor, por ejemplo, de los diamantes. ¿Quién procesa los diamantes africanos? Polonia, Holanda, Israel o India, que no tienen diamantes. ¿Por qué no hemos desarrollado las habilidades para hacerlo? No es física cuántica. Tenemos que rentabilizar la cadena de valor de las materias primas. Fíjense en nuestras tierras. Tenemos la mayor cantidad de tierras cultivables que no se utilizan. Y mientas, dependemos de Rusia y de Ucrania para que nos envíen comida. ¿Por qué? Tenemos que revisar el sector agrícola. La productividad de nuestra tierra en África es muy, muy baja.
P. ¿Cómo de profunda es la huella mental del colonialismo? Turquía, los países del Golfo, China y Rusia, todos tienen mucho interés en África. Son países que no tienen siquiera una pretensión de democracia. ¿Cómo es este neocolonialismo?
R. Es un mundo más transaccional. Se trata del auge de lo que se denominan potencias intermedias. A medida que las grandes potencias tradicionales se debilitan y se distraen por cuestiones internas, como en Europa, eso abre espacio para las potencias emergentes. Tenemos a los Estados del Golfo, los turcos, rusos. Todos están viniendo [a África] y eso también plantea desafíos.
P. Como en Sudán, la gran crisis del continente.
R. Si miramos a Sudán, el hecho de que haya tantas partes implicadas con sus propios intereses, hace muy difícil resolver el asunto. Está Rusia, a la que le ofrecen una base en el Mar Rojo y apoya a una parte del conflicto. O Turquía, a la que le interesa el islamismo y también toma posición, y también Arabia Saudí, Egipto, Irak… Están fracasando en acordar lo básico porque hay tantos intereses externos.
Tengo derecho a criticar, si acepto también mi culpa
P. Hay una parte que tiene que ver con el colonialismo y la injerencia externa, pero ¿cuál es el papel de los líderes africanos? En Sudán, vemos cómo los líderes de los dos bandos han destrozado su país.
R. No todos los problemas de África se deben al colonialismo de Occidente, porque nosotros mismos nos creamos problemas y a veces nos disparamos a los pies. Antes de acusar a nadie, hay que mirarse en el espejo. Por ejemplo, en Sudán. ¿Se puede culpar al colonialismo? No. Los que matan, violan y luchan son sudaneses. Sí, también hay potencias que proporcionan armas o financiación o compran oro a estos tipos, porque los recursos naturales se utilizan para suministrar armas. Tenemos que ser honestos. Yo he pedido la liberación del presidente Mohamed Bazoum [el ex presidente nigerino detenido por la Junta]. ¿Es un problema creado por Occidente o por el colonialismo? No, es un problema interno. Son generales que no pueden aceptar las reglas civiles. Tengo derecho a criticar, si acepto también mi culpa.
P. ¿Es realista hablar de emancipación africana teniendo en cuenta la ausencia de posiciones continentales comunes?
R. O tenemos una Unión Africana (UA) seria, o si no, será un grupo de señores que se reúnen cada año y cantan el himno. Lo necesitamos si queremos ser efectivos para proteger nuestros intereses en este mundo hostil, en el que el fuerte aplasta al débil. ¿Cómo puede un pequeño país africano sentarse a negociar con China? Si no tenemos una sola voz, la gente siempre nos va a decir lo que tenemos que hacer y ese es un gran problema. Necesitamos ceder parte de nuestra soberanía como país a la Unión Africana (UA). El representante de la Unión Europea puede pactar cosas, pero los de la UA solo pueden escuchar y prometer. No tienen poder ejecutivo para firmar ningún acuerdo en nombre de África. Por eso siempre terminamos con estos bonitos memorandos de entendimiento y comunicados que no significan nada.
Cuando hablo de corrupción, también es un problema que nos causan nuestros amigos en el extranjero
P. Si África se mira en el espejo, verá también un continente asfixiado por la deuda. ¿De dónde va a salir la financiación para hacer realidad la emancipación?
R. Tenemos que mejorar la forma en que utilizamos nuestros recursos. Necesitamos acuerdos mejores y más transparentes para acabar con la corrupción. ¿Por qué siempre antes de las elecciones, de repente, los gobiernos encuentran dinero de la nada para intentar comprar votos, y luego la siguiente administración dice, oh Dios mío, tengo este gran agujero? Pero cuando hablo de corrupción, también es un problema que nos causan nuestros amigos en el extranjero.
P. ¿Se refiere al dinero africano escondido en Suiza o Reino Unido?
R. Exacto. Lo hemos dicho durante mucho tiempo, ¿por qué se mantienen todas estas empresas pantalla en el extranjero? Me refiero a la llamada titularidad beneficiaria o a los flujos financieros ilícitos. O la explotación por parte de las empresas multinacionales de lagunas fiscales. Llevamos años hablando de esto y un buen día nuestros amigos en Europa se dieron cuenta de que eran víctimas de lo mismo. ¿Le suena Apple, Starbucks o Google? Vendo en Reino Unido, pero lo registro en Irlanda, con ventajas fiscales. Todo esto nos cuesta muchísimo dinero, más que la ayuda, las remesas y todo lo demás. La OCDE tiene libros escritos sobre este tema, pero no acaban de actuar porque conducen a tecnológicas que tienen a un tipo en EE UU que dice ‘si tocas mi empresa, te demando’. Y en Europa tenemos líderes débiles.
Los trabajadores extranjeros son jóvenes que no están enfermos, son los que vienen a cuidarte y a curarte
P. En Europa, África se asocia a menudo con migración, pero se habla mucho menos del problema demográfico de Europa, que envejece y necesita mano de obra. ¿Cómo es posible que el populismo haya logrado abrir este abismo entre la realidad y la percepción?
R. Es tan tóxico y ridículo... El problema es que los políticos no tienen agallas, sobre todo en Europa, para explicar la cuestión a su propia gente. En países como Italia tienen una población envejecida, donde cada vez hay menos gente en edad de trabajar y más pensionistas que disparan el coste sanitario. Es un gran negocio para Europa porque si alguien emigra en edad laboral, esa persona llega formada, alimentada y con salud. Ha habido un país pobre que ha pagado todo eso. Y el país rico, recibe a este tipo educado, sano, fuerte, en edad de trabajar, que paga impuestos, cuida a los ancianos y cubre las lagunas en los hospitales. Es el mundo al revés. Los países que son la fuente de esta mano de obra joven son los que deberían cobrar a los países ricos. Pero somos incapaces de mantener un debate honesto y abierto sobre la migración. Es tan ridículo, porque da pie a toda esta retórica nacionalista de derechas sobre que saturan nuestro servicio nacional de salud. Los trabajadores extranjeros son jóvenes que no están enfermos, son los que vienen a curarte y a cuidarte. Es estúpido.
EL PAÍS